sábado, agosto 31, 2013

Reseña: Fahrenheit 451






Titulo Original: Fahrenheit 451

Autor: Ray Bradbury

Critica: En una sociedad como la actual, donde ver a un joven con un libro en la mano es una rareza y más si es de las sociedades de tercer mundo como la mía. Y es aún más raro ver a un joven que se interesa por las obras clásicas, ya que hoy en día la mayoría de entretenimiento para jóvenes está lleno de argumentos sin alma, personajes sin carisma etc. Pero no hablare sobre mi disgusto con el entretenimiento actual , para no entrar en controversia. Me limitare a hablar de Fahrenheit 451 una obra majestuosa.

Comencé con esa pequeña introducción ya que el señor Ray Bradbury  de manera magistral nos da una crítica social muy interesante que se asemeja un poco a la que hice al principio de esta reseña. Ray Bradbury nos presenta un mundo del cual no estamos muy alejados, un mundo donde prevalece el estilo sobre la sustancia, donde todo es frió y sin ningún rastro de trasfondo, un mundo donde todo es superficial, desde la forma de vivir, hasta la forma de ver las cosas.
Ray Bradbury a través de sus personajes nos ayuda a entender en que nos afectaría, no solo personalmente sino también socialmente un mundo así.

Los personajes están muy bien descritos y podemos ver claramente cómo afectan los conflictos sociales en cada uno de ellos y de qué forma afectan a la toma de decisiones durante la obra. El protagonista va creciendo a medida que crece la obra, buscando siempre ese sentido que le falta a su vida.

Sobre su narrativa, el libro está muy bien escrito si bien no es una narrativa increíble Bradbury se esfuerza por darnos una historia sencilla pero con un trasfondo muy relevante. Su prosa no es muy rica, pero no me parece un punto relevante ya que como dije antes el autor lo único que quería era regalarnos una historia simple que nos invita a reflexionar.

Opinión: Fahrenheit 451 es una obra imprescindible para los amantes de la ciencia ficción y los mundos distópicos , una obra sencilla pero de una calidad increíble. Una trama muy bien desarrollada con un mensaje claro, directo y conciso. Una obra que nos invita a la reflexión de nuestra sociedad. Un homenaje a aquellos que nos apasionan esos maravillosos objetos llamados libros.

Calificación: 9.0 Es uno de esos libros que todo el mundo debería leer.

Reseña: El extranjero



Título original: L’Étranger, 1942.

Autor: Albert Camus.

Crítica: En un principio, creí que leer 'El extranjero' sería ligero y fácil. Y fue ligero y fácil, bonita característica de las obras disfrutables. Y no digo 'fácil' queriendo decir 'poco complejo', sino diciendo 'placenteramente sencillo'.

Camus y su forma de desmembrar las frases hasta sólo dejar lo esencial de las mismas constituye uno de los varios escritores capaces de ser concretos, veraces y, sin embargo, descriptivos. Y no descriptivos precisamente porque describan, sino porque transmiten su finalidad. Qué mejor libro que este para apreciar ese sagaz modo de hacer que todo suene como debería, con quince palabras menos. Tal vez esté siendo simplista al considerar esta fasceta de Albert Camus como una de las más destacables respecto a su modo de narrar, pero 'El extranjero' logra transmitir el contexto y el sentimiento, y eso tal vez se deba a esta característica de su autor.

El conjunto de reflexiones implícitas de un libro que logra ahondar en su función casi didáctica de señalar una corriente del pensamiento resulta de algún modo en la generación de una conciencia ulterior que quizá permite entrever el cumplimiento de la intención mayor de la obra. Es una novela escrita por un intelectual, y como tal no sólo está cargada de esos signos identificables de la corriente filosófica a la que perteneció éste, sino que además busca optimizarla dentro de la cotidianidad. Sirve de referencia y de ejemplo.

Es quizá el libro existencialista por excelencia. Por los diálogos internos de Meursault, por la complejidad de los sencillos argumentos que plantea, por esa manía casi irremediable de preguntarse a sí mismo, a menudo sin preguntarse realmente.

Personalmente, considero el inicio y el final de la obra lo mejor de la misma. Y es que, una vez se pone en marcha esa relación causa-efecto, situaciones que pueden parecer absurdas se desarrollan a lo largo de la obra y complementan ese sentido de unidad respecto a las ideas que engloba, o que pretende englobar, dentro de sí. Es en este sentido en que me siento impedida en descomponer esta obra en sus partes más esenciales, siendo que ésta es en sí misma la esencia de lo que engloba. Camus no dice más ni dice menos, dice lo justo. Y eso, lejos de restarle complejidad al libro, le añade claridad. No es menos amplio por cuanto menos descriptivo.

Me gusta tomarlo del siguiente modo, y creo que en efecto fue así como lo quiso el francés: Meursault era un hombre como todos los comunes y corrientes que conocemos. Esa simple característica explica porqué tiene sentido hacer una obra así. Las preguntas que se hace son importantes. Es el fondo y no la forma lo que impera realmente.

Ciertos escritos pueden ser considerados más académicos que literarios. La seriedad es a menudo mayor que el sentido artístico. Albert Camus fue un gran intelectual, pero también un gran escritor, y por eso logra un equilibrio en ambas partes. El extranjero se halla en un punto justo entre la obra literaria y el escrito académico. Un ejemplo del primero puede ser 'La peste', y del segundo 'El mito de sísifo'. Y, para mí, 'El extranjero' se diferencia claramente de estos dos, del primero en el fondo y del segundo en la forma.

Opinión: ¿Qué puede decir alguien que odia el calor sobre un libro de atmósfera sofocante? Por cuestión de gustos, me molestaba al principio la trama del libro, asunto que fue superado casi al instante, si bien puedo no estar cómoda con un libro según su ambientación, ese no fue el caso. Pese a cierta no-simpatía intrínseca entre la obra y yo, me parece un libro maravilloso, creo que una de las primeras obras importantes de la literatura que leí. Se merece un puesto de honor en mi estantería imaginaria de libros que amaré aunque los lea mil veces porque, aunque pueda parecer que Camus palidece ante otros grandes escritores-filósofos, y a pesar de que mi poco agrado con este autor sea manifiesto; es, creo, el libro del que más he disfrutado.

Calificación: 9.5. Es una obra que no querrías morir sin haberla leído.

viernes, agosto 30, 2013

City of Bones: Mi opinión




City of Bones ha sido un tema que ha dado mucho de qué hablar últimamente. La película ha traído mucha atención sobre el libro y sobre la saga en general. Ahora bien, hay muchas cosas en las que nunca concordaré con nadie, principalmente porque mi época de fangirl pasó ya hace mucho.

El estreno de la cinta en mi país es el día de hoy. Sin embargo, debo decir un par de cosas. Primero, la vi antes del día de su estreno porque para mí no merecía la pena. Es decir, me parecía que el director, el cast y los muchísimos avances, eran datos demasiado ambiguos para 'tomar el riesgo' de gastar dinero que-no-tengo en ir a verla. Si bien, también debo afirmar concisamente que soy nefilim, le tengo un gran cariño a Cazadores de Sombras y el mérito de una saga no se envanece por la calidad de sus películas.

Cuando Hollywood escasea en ideas hay muchas víctimas, y los libros suelen ser de las primeras bazas en ser jugadas por productores y estudios cinematográficos con personal de dudoso talento. No obstante, esto que he dicho para mí no es lo que sucede actualmente. Hollywood no escasea en ideas (o puede que si, pero no viene al cuento), Hollywood está hambriento de ganar más con el mínimo esfuerzo; la gran cantidad de películas insulsas y palomiteras que pueblan los cines últimamente refuerzan esta idea.

No pudo haber un peor momento para que 'de repente' y 'de la nada' a algunos estudios se les diera por adaptar bestsellers juveniles. El afán de lucro siempre está implícito en las películas del cine convencional, pero en esta ocasión la intención de los estudios cinematográficos no podría ser más ruin y repugnante. Me da asco, sinceramente, mucho asco, que tomen al público por idiota (aunque, en muchos aspectos, pueden llegar a serlo), y volcar a un puñado de cientos de miles de fans de una saga al cine a ver un producto de calidad inferior es un engaño reprochable.

Ahora bien, si hasta el momento no he hablado en este post de la película de CoB es porque no pienso hacerlo. Que no me gustó, eso está clarísimo, pero mi opinión se extiende mucho más allá en lo que respecta a este asunto. No es que la película me pueda llegar a gustar o no, a muchas personas les gustó y yo respeto eso, pero el trasfondo del asunto es más complejo que un simple "oh, me encanta el actor que hace de fulanito de tal personaje" o un "mira lo que le han hecho al libro". Quiero decir, al margen de que esté bien adaptado o no está la sucia maraña de marketing que le quita la esencia a todo. No es un "Las películas de La Huésped, Hermosas Criaturas y Ciudad de Hueso están mal adaptadas", es un observar lo que ratas de podredumbre pretenden hacer con los fans. ¿Que si se están aprovechando? Para mí es claro que si. Y nadie puede parar esto. Los adolescentes seguirán yendo a ver las adaptaciones de sus libros favoritos. Todo esto hasta que deje de ser un negocio rentable (Y, no sé, pero los fracasos en taquilla deberían ser muestra de que no lo es).

Una película no es una entretejida maraña de elementos que se conjugan mágicamente para pretender vender, es un todo que se profundiza en sus detalles, una obra de arte que merece especial cuidado. Esto no lo vamos a encontrar en la inmensa mayoría de las cintas, porque todas quieren ser taquillazos sin importar la fórmula. Puedes tomar a esos actores que te parecen todo lo guapos que quieran, puedes tener un presupuesto elevadísimo, un director de éxito en taquilla y una historia que ha vendido millones en todo el mundo. Eso no te garantiza nada.

Si van a ver City of Bones, claramente, es bajo su propio riesgo. Cuando alguien no nota que un producto está siendo prostituido para llegar a ser atractivo y digerible, está siendo todo lo ciego que puede ser. La película te puede parecer buena, pero la intención tras la misma es lamentable. Pasado el fangirleo por ver una versión soft de aquello que leíste, nada es tan rosa como parece. Personalmente, no quiero más adaptaciones de libros, y ustedes...¿para qué las quieren?, ¿De verdad quieren la masacre en la que se va a convertir esto? Pues bien, yo no quiero cadáveres cinematográficos. Porque, definitivamente, una película insulsa que se hace para vender y que no puede ni siquiera funcionar en taquilla es eso, un cadáver cinematográfico.

Una película con mucho cuerpo pero sin alma. Eso fue The Host, eso fue Hermosas Criaturas, y eso es City of Bones. No quiero alargar la lista, pero estoy segura de que hay varias más y ustedes las recuerdan. Lamento lo que hicieron con CoB, y ruego porque a Ender's Game no le hagan lo mismo, aunque lo veo poco probable.

lunes, agosto 12, 2013

La literalidad: Netochka Nezvanova

Este libro es una profunda fascinación que tengo por un grande. Dostoievski forma parte de ese reducido numero de autores de los que puedo afirmar sin vacilación que son mis favoritos. Y mi primer amor ruso fue esta obra.
Mi gusto por aquellos libros que no son tan renombrados en autores cuyas obras principales han sido tan aclamadas es palpable. Están Faulkner y ¡Absalón, Absalón!, Bukowski con su Pulp y Kafka y El Castillo. No puedo explicarme porqué, pero a veces logro identificarme más con obras, no más pequeñas, pero por lo menos sí más modestas en cuanto a ambición y envergadura de las mismas. Tal vez por eso aún persisto en mi dura batalla contra La Peste o El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, que son libros a los que venceré algún día pero que me resultan difíciles, demasiado totalizadores de un sentimiento, quizá.

Así pues, Netochka Nezvanova es ligero, ágil, hermoso, vivaz incluso. Y esas obras sencillas pero sustanciales he tratado de no pasarlas por alto, porque siempre me encuentro con alguna sorpresa. Hay libros a los que no puedes rechazar bajo los argumentos de otros, porque son personales y precisos. Y con Netochka Nezvanova hubo una chispa de reconocimiento entre un conjunto de situaciones del libro y cierta concepción premeditada que tenía yo de la sociedad en ese entonces. Y el padrastro fracasado y tiránico sirve para expresar muy bien esa concepción. En esa época, yo tendría a lo sumo 11 años, pensaba mucho en cómo estaba organizado el mundo, y la injusticia de la obra llegaba a conmoverme de un modo extraño.

Yo no era la persona indiferente que soy ahora, claro, y el libro dejaba un par de preguntas tintineantes en mi cerebro. Y para una persona de esa edad esas preguntas adquieren cierta importancia. Yo no solía leer literatura, y en realidad nunca me ha interesado la literatura más que para hacerme preguntas acerca de ella. Y el librito me enganchó, de alguna manera, al pensamiento. Claro, yo solía pensar, pero aquel era ahora un pensamiento algo más elaborado. El prólogo de un mal libro de Sigmund Freud, 'El malestar en la cultura', y esta obrita de Dostoievski a la que le he cogido tanta admiración me daban algo en qué ocupar la mente.

Y así es como nace un vicio, el de volver constantemente sobre las palabras, sobre los hechos, sobre los pensamientos, el de revisar con insistencia pasmosa todo aquello que te rodea, el de tener una justificación para no dormir, aunque mi insomnio fuese injustificable, porque siempre había algo en el fondo de todo que actuaba como motivo para revisar la metódica agenda de la locura imperante. Y si a menudo todo discurre por las fuentes ineluctables de una reflexión que persiste, tal vez se deba a ese libro, también. Por eso me rehúso a dar crédito a lo que se dice sobre un libro, porque podría ser otro Netochka Nezvanova, otro que no me planteaba leer, otro que parecía no prometer nada y que, en el curioso orden de las cosas, no necesitaba prometer para cumplir.

sábado, agosto 10, 2013

Reseña: Pulp

Titulo original: Pulp.

Autor: Charles Bukowski.

Sinopsis: Estamos a medio camino entre el viejo y yerto Hollywood de antaño y las sonoras huellas de un nuevo vivir que imponen sus reglas en todo Los Ángeles. Nick Belane representa todo aquello que ha sido reemplazado de la otrora vida musical y culturosa de la fulgurante ciudad. Un detective que ha pasado su vida sin penas y sin glorias, y que, ya cincuentón, debe lidiar con una maraña de casos irresolubles.

Narrados desde su voluble perspectiva de la vida, estos misterios le llevarán a probar su aptitud detectivesca más allá de cualquier explicación lógica.

Crítica: Me veo en la obligación de confesar que no podría, ni por asomo, tratándose de un libro como éste, ofrecer una crítica justa e imparcial: El libro me parece bueno por todos sus bordes, su fondo y cualquiera de las aristas que quiera verle. Sin embargo, trataré (y el esfuerzo que tendré que hacer es casi injusto, tal es el buen concepto que tengo de esta obra).

Empiezo por decir que estoy en total conocimiento de que muchos no consideran el libro en cuestión como la obra máxima de su autor, y podría afirmar que no está entre las tres primeras. Pero, desde mi perspectiva, encapsula muy bien lo que Bukowski es. Simplificando muchísimo, un día oí a algún avispado lector de éste escritor diciendo que su modo de escribir podía resumirse en tres cosas: Guarradas, el argumento tras las guarradas y la profunda carga poética. No puedo, ni mucho menos, estar de acuerdo con este tipo de simplificaciones, pero el asunto me pareció cómico.

Así, del episodio anterior, y de otros de su naturaleza, percibo que hay cierta cantidad de personas que tasan sus obras en virtud de cuál de ellas fue más o menos representativa de la narrativa propia de Bukowski, y ésto me parece cuando menos injusto, pues el hombre ha tenido "joyitas" que, por no corresponder aquello que normalmente es apreciado de él, han pasado un tanto desapercibidas. Respecto a ésto, yo no creo que Pulp sea una "joyita" ni que haya pasado desapercibida. Al ser la última obra de un hombre en camino a desaparecer llevado por sus excesos, Pulp fue asumida de un modo que, en mi opinión, fue incorrecto. Fue tomada como una obra escrita con los últimos residuos de la no tan copiosa tinta de su autor, que era magnífica porque la prosa de este hombre aquí se muestra en su punto máximo, pero cuyo argumento no alcanzaba a cerrar con acierto una vida tan llena de elementos oscuros. Y es que Bukowski en ella deja de lado gran parte del contenido autobiográfico de sus obras. Pero no voy a hablar de Pulp defendiendo aquellos puntos que no le fueron debidamente apreciados. Voy a hablar de Pulp anteponiendo aquello que me hace considerarlo un libro magníficamente pensado y narrado.

Sólo Bukowski podría haber narrado un argumento tan apabullantemente fuera de sentido sin producir un esperpento intragable. La magia, el atractivo, lo que me hace amarlo, son las múltiples referencias culturales que pude notar, y la forma en que lo escribió. Y sé que yo a menudo digo eso de los libros que me gustan, y eso ocurre porque, sin duda, una historia debe estar bien narrada para considerarla buena. Ahora bien, ¿Por qué está bien narrado? Porque Nick Belane es un tipo particularmente interesante, que puede hacer que te importe qué opina acerca de la situación de la selección de críquet de, digamos, Zanzíbar.

El libro está enteramente narrado por Belane, un hombre a quien, a primera vista, no respetaría ni su virginal madre. Gordo, viejo, arruinado, no suena como alguien a quien le encargarías investigar nada. Pero, por alguna razón, está siendo solicitado como detective. Sólo le queda resolver los casos. Un francés que se burla de la muerte, una cachondísima y cuestionable dama, un hombre en apariencia loco que pide ser librado de una interesante mujer, y el gorrión rojo. Siempre el gorrión rojo (Un guiño algo ambigüo: ¿El halcón maltés? ¿Black Sparrow?)

Quien quiera ver en Pulp un libro detectivesco estará profundamente decepcionado (Y, además, confundido por cuanto a creer que encontraría un libro así entre las obras de este autor). El libro es de ese tipo de libros que solemos llamar 'raros'. Raro porque a pesar de no ser autobiográfico, no como otras de sus obras al menos, las preocupaciones del protagonista son las de un viejo y medio acabado Bukowski, y eso sirve como modo de ahondar la trama del libro, "buscando las señales de un posible reconocimiento con el autor". Raro porque pretende ser metafórico, crítico y paródico a un tiempo sin definir claramente su intención. Y lo metafórico resalta especialmente en las páginas finales, en la señora muerte, en lo que representa la angustia de Belane por el hecho de sentirse inútil y sin sentido.

El libro es ese descubrirse viejo y medio arruinado, porque la vida te ha pasado por encima y no has hecho nada con ella. Porque todo lo que has emprendido ha terminado mal, porque todo lo que eres se está yendo paulatinamente. Eres el viejo Hollywood, Nick Belane.

La obra se me antoja magnífica también en el carácter de sus personajes. La intención de los mismos es determinada en el momento en que salen de la vida del protagonista. Sabes porqué fueron como fueron, y porqué eso fue malditamente bueno o jodidamente malo para Nick. Como lector, estás sumergido en ese diálogo incesante del detective, consigo mismo o con los demás, tratando de averiguar de qué se trata todo. Y con "todo" me refiero a todo. El libro no es muy filosófico pero tiene sus momentos.

En otros libros acerca de detectives que he leído (sean de novela policíaca o no), el detective es "el tipo". El tipo existencialista, el tipo reservado, el tipo imbécil e insensible. El tipo, al fin y al cabo. Belane es una figura de aquella situación que se busca dimensionar. Y eso es otro elemento que refuerza el sentido de parodia hacia la novela detectivesca, y la intención de Bukowski de no hacerlo "serio". Lo podrido que está todo, lo mucho que importa o no importa el cambio, una ciudad surgiendo sobre otra aún en pie. Él simboliza muchas cosas que durante mucho tiempo no importaron pero ahora sí. Como un cuadro relegado durante años al fondo de la galería que ha sido robado. Puede conservarse, pero tarde o temprano perecerá como perecen las cosas que ya no le importan a nadie.

Bukowski retrató la vejez de una manera única. Nada más que argumentar.

Opinión: Teniendo en cuenta que mi crítica tiene más de opinión que de crítica, me queda poco que decir. Lo primero que pienso es "en los colegios deberían poner a leer a Bukowski", y con sólo leer la primera página de Pulp te das cuenta de porqué nunca sucederá. No en mi país de procuradores y miembros del senado que más parecen monjas arenosas que funcionarios públicos. Pero sería genial, claro está. Bukowski es, a partir de este libro, parte de mi élite literaria pseudo intocable. Cuando le encuentre algún libro rematadamente malo consideraré lo contrario. De más está decir que Pulp me encantó hasta decir basta y no tengo calificativos para expresar lo bien narrado que está. Me pongo en pie y ovaciono a su autor, sin exageraciones.

Calificación: 9.6. Y eso es decir mucho de mi parcialidad. Leerlo es un compromiso con el realismo sucio, con la buena escritura, y con la literatura en general.
Exagero, el libro es notable, pero en realidad creo que si no has leído nada de Bukowski este no es un libro para empezar.

domingo, agosto 04, 2013

Kant

No sabemos absolutamente nada, lo advertí ese día como por conspiración cósmica. Había estado llorando sin consuelo, y él, como siempre estaba a mi lado, sin advertir nada, ni dar señal alguna de entendimiento.
Por mi naturaleza frágil y enfermiza había sido obligado a estar casi siempre en casa. "En tiempos de guerra nadie podía salir ni siquiera a recoger la correspondencia" repetía Ana cada vez que yo hacía la fastidiosa pregunta. Mis familiares habían llegado un extremo en que no le tenían permitido hablarme.
Sentado observando la sofocante habitación extrañaba cosas que jamás había tenido, y aferrarme a ellas era uno de mis pocos pasatiempos en aquellos días, además de él, por supuesto.
Mi hermano, Dave, siempre había tenido más libertades que yo y, ¡maldita sea!, eso me exasperaba intensamente. Yo parecía una bestia de cuidado encerrada en la polvorienta habitación del tercer piso. Odiaba esa estúpida habitación de papel tapiz carmesí y muebles color miel, el estante de libros antiquísimo cuyo olor me llenaba los pulmones de las putrefactas condecoraciones militares, de veinte generaciones atrás, que se hallaban en él. Las aborrecía profundamente y había intentado que las botaran en numeras ocasiones, como si no supiera que era inútil. Inútil porque les recordaban a la guerra, lo único que les quedaba de su, muy venido a menos, orgullo familiar.
Haciendo memoria, creo que no recuerdo cuando llegó Kant a casa, debió ser un día lúgubre, como él mismo.
Kant era un pequeño conejo blanco con leves manchas en su pelaje que Lorenzo, un visitante que había llegado a hospedarse unos días en nuestra casa, había traído consigo desde Italia.
Y a decir verdad Lorenzo nunca se fue, y Kant tampoco. Aunque murió a los pocos meses por no se cuál ataque esquizofrénico de cierta persona, el maldito conejo siguió en casa como una tenebrosa deformación en el alma de aquel que osó matarlo. De hecho, podría afirmar que, efecto raro para tratarse de una despreciable bestia, desde que había muerto todo en la casa estaba o parecía estar muerto. Y he de aclarar que antes del accidente no había visto ni oído hablar del animal, pero luego de su muerte se presentaba ante mí tan claramente que en verdad creía que se trataba de una imagen real, así que pregunté y me enteré gracias a Anna de lo anteriormente contado.
Pero Kant estaba más que olvidado y yo cada vez más confinado en mi habitación por orden patriarcal. Mas el encierro no era ya tortuoso como antes, pues Kant sabía proporcionarme un más que aceptable pasatiempo.
Una tarde, de aquellas largas al lado del torpe conejo, se cayó uno de los libros de estante e hizo un escándalo tal para Kant que el occiso salió corriendo, y yo, naturalmente, lo seguí con obstinación a pesar de la norma que me ataba a esa habitación. Y entonces me dí cuenta. Ahí estaba el tonto conejo y el relámpago de emociones humanas de las que me había privado mi encierro también estaba allí. Y salí de la espesa oscuridad.
Me asomé por la puerta entreabierta de una habitación desconocida. Estaba allí, yo, junto a unas cuantas personas más; yacía como abyecto. Y el aciago dolor que había en los ojos hinchados de mamá no lograba enternecerme. Ni siquiera sabía cómo era que me estaba viendo.
El tío Hugh contaba una historia endemoniadamente extraña. No para mi, pues yo nada podía sentir al respecto, pero si para los que le escuchaban en ese momento, sus rostros tersos ante la desolación del momento, sus miradas nubladas por la bruma que lo dominaba todo. Alguien si había muerto en el accidente del conejo, y sí, el ambiente se había tornado tenebroso y yerto, pero se necesitaba más que un conejo para conmoverlos, en ese punto ya no me sentía capaz de explicar que sucedía con todos.
Yo, ausente de lo que sucedía, en medio de la habitación, y ajeno al sopor pesado que soplaba dentro. Si, estaba muerto...¿Pero cómo? No lo recordaba, simplemente no había estado allí.
Hugh continuaba contando la trágica historia y yo captaba palabras sueltas. ¿Por qué? Yo no era un conejo que había 'saltado por la ventana'. No recordaba ni recuerdo aún nada. Ahora estoy aquí, colgado del espantoso péndulo de la existencia sin existencia, ausente como siempre. Eximido de todo. Y el conejo les recuerda a mi aliento enrarecido, allí en mitad de la habitación. ¿Como podía mi mente jugar conmigo de tal manera? ¿Como podía confundir mi propia muerte con la de un conejo? Concluyo que tal vez me había muerto hace tiempo pero, allí encerrado, ¿Cómo iba a saberlo?